Mis queridos hermanos y amigos de siempre,
Desde mi regreso de Lima me he abstenido de escribir, quizá por que encontré a mi nieto en el hospital con sus riñoncitos sin funcionar… y han sido días de horror e injusticia, quizá por que la reunión estuvo plagada de sinsabores: tantos amigos con su salud quebrantada, tantos amigos ausentes y algunos presentes que me hubiera gustado abrazar y compartir más (Lucho, Julio, César, Koko, Andrés, Toño, la lista es larga). En fin, esos reencuentros que uno quisiera fueran largos y perfectos, pero los deseos siempre son más grandes que la realidad. Todo pasa tan rápido… como nuestras vidas.
Y ahora la partida de Darío, el dulce Darío, así lo recuerdo. Aun está en mi memoria la última vez, hace muchos años, que tuve el enorme gusto de conversar largo con él, de sentir que había madurado decente, cariñoso, verdadero…. Hoy ya no está y mi corazón se rompe una vez mas… Adios amigo, tu recuerdo seguro será más grande que nuestros apretones de manos, que nuestras bromas y risas, que nuestros días de juventud como cuando se clasificó Perú al mundial del 70... cuando el gran terremoto… éramos buenos amigos. Te voy a extrañar. Hasta siempre y descansa en paz, ya nos veremos algún día. Tu amigo. Victor.
le tirábamos papelitos, pedazos de tiza, los “chatos” Miguel Angel y Pocho Martens le sacaban la camisa, etc., etc.-, nuestro buen amigo Pepe Vega llevó al salón tres crías de gatitos en una bolsa de papel y los colocó en el tacho de basura, junto a la puerta.
